Rescato este post que publiqué hace un tiempo en mi anterior blog. Otro camentario de un conocido me ha hecho recordar que tenía esto escrito por ahí y como me viene muy al caso, lo reproduzco.
No es fácil ser católico hoy en día. Cualquier creyente lo sabe y si es joven habrá podido sufrir el rechazo y la burla de la gente hacia él y hacia la fe católica. Escribo este articulo tras estar pensando en una frase que me dirigió un amigo (que se declara respetuoso con todo pero luego se le ve por que pie cojea):
“como puedes creerte una chorrada como que tres personas son la misma o que la virgen se quedo preñada sin haberse tirado a otro que seguro no sería San José”.
Para contestar a esta frase tengo varios modos. La primera es simplemente que “creo”, con todas mis fuerzas y toda la capacidad que tengo. Y todavía creo que no creo como debería creer, soy hombre de poca fe.
También podría defenderme atacando directamente a los postulados de su ideología, marxismo leninismo, cosa que no me costaría mucho, diciéndole que en verdad el marxismo actual es el opio del pueblo, que aquel que fundó su ideología era un puto burgués que vivió como quiso, no pego un palo al agua en toda su vida y encima se dedico a decir como tenia que funcionar la clase obrera y eso cuando sus fumadas de opio se lo permitían.
Tampoco quedaría demás decirle que Marx era un terrorista y un cabrón. Con Lenin no me meteré, sería muy largo.
Le podría decir que al contrario de los personajes que el toma como líderes, el mío, fue un tío legal, estuvo a pie de obra, fue obrero, convivió con lo peor y más marginado de la sociedad de aquel tiempo (putas, ladrones, los de hacienda, indigentes, leprosos, soldados...), que defendió la paz a ultranza, que se jugó la vida en más de una ocasión por salvar, por ejemplo, a una mujer adultera, que tuvo la valentía para responder a la autoridad moral y religiosa de su época (fariseos...) sabiendo que eso le podría costar la vida y que fue consecuente con sus palabras y hechos hasta acabar colgado, humillado y muerto en una Cruz. Igual que Marx y que Lenin. Y si todo eso no fuera suficiente le podría decir que era hijo de Dios y que resucitó al tercer día.
Indudablemente me lo negaría todo.
Pero vayamos más allá. Esta gente ve los dogmas de fe como un desafío a la inteligencia. Para ellos son cosas absurdas y no pueden entender como la gente puede aceptar este tipo de conceptos. Es el problema del hombre moderno. El hombre teme al misterio y a la duda y para defenderse de lo que desconoce recurre a la ciencia y a ideologías fundamentadas en lo material. Si algo se sale de lo científicamente demostrable ya es mentira o una vana ilusión. ¿Cómo un hombre de hoy, con preparación intelectual media o incluso superior puede creerse en semejante tontería? Decía Pascal que prefería pasar la vida pensando que existía un Dios y luego equivocarse que ignorarlo y luego tener que presentar cuentas una vez muerto, o aquella mítica sentencia “el corazón tiene razones que la razón no entiende” y no creo que nadie se atreva a dudar de la preparación intelectual de Pascal.
El intelecto (de donde viene la palabra intelectual, intellectus), en términos filosóficos, (hoy en día tan de moda para dar explicaciones absurdas por parte de gente que no tiene nada que decir), es la parte de la razón humana que se utiliza para conocer lo necesario. Hay cosas contingentes (creadas, que no existen de suyo) y hay cosas necesarias. Decir que uno solo cree en lo que ve, es manifestar públicamente que no utiliza el intelecto. Por el intelecto se conoce lo esencial de la existencia humana y se llega a conocer, someramente, el concepto del creador, del que todo lo crea y no es creado sino que existe de suyo, lo que nosotros llamamos Dios. Lo único verdaderamente necesario, pues de él nace y depende todo. Digo someramente pues la razón humana se ve desbordada ante la persona de ese Ser puro subsistente, esa cosa que llamamos Dios.
El aceptar un dogma de fe no es ser ignorante, no es ser tonto, es saber que existen cosas que no superan, ser intelectualmente maduro y saber admitir que la razón humana no puede comprenderlo todo. El despreciar y reírse de uno que cree en un dogma, que tiene un credo, denota primeramente poca educación y respeto y en segundo lugar poca capacidad de razonamiento y poco conocimiento de la capacidad y el tamaño del hombre.
Creer en
El hombre que teme al misterio y se agarra a la ciencia para resolverlo todo no avanza.
Quien me diga que la fe se fundamenta en postulados no demostrados, recibirá de mi la contestación de que las matemáticas también se fundamentan en dogmas de fe que son los postulados de Euclídes. O que la física tranquilamente se puede ir al carajo con todo lo que guarda la física quántica y todavía desconocemos, y nadie duda de la matemática ni de la física.
Yo querría ser como nuestros mayores, que no tienen explicaciones filosóficas para fundamentar su fe, solamente creen, y tienen la sabiduría de poder responder a una pregunta, por ejemplo, sobre como es que la trinidad puede ser tres personas y a la vez una con esta simple respuesta: “No lo sé, pero es así”.
A mi amigo, el que lleva el respeto por bandera no le digo nada de esto por dos razones: le tengo el respeto que el no me tiene y porque no me entendería.
Creo que debes pensar que te acoso, pero si no hablo, exploto;
ResponderEliminarSoy católica y en más de una cosa coincido contigo, y no sólo eso, pienso igual. Pero por otra parte, por pequeña que sea, creo que tu amigo no fue más que un ignorante resabidillo; quiero decir, te encontrarás a gente que se aferran a su verdad, y no hay más que esa, la verdad científica. Y se aferrarán hasta un punto que puede ser incluso llegar a ser molesto. Pero ante todo, la ignorancia es mucho mejor que la burla.
Anda, dime que no te parezco una acosadora.
Me retuerzo en la silla pensando en La pregunta... y la respueta del señor, oh señor Rico... anda.. porfa... zeinda... norda....
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