Hoy es viernes Santo. Hace demasiado tiempo que no vivo este día con la intensidad que requiere. Vengo de hacer una visita al la ermita del Salvador, a la entrada del pueblo. Solamente la abren el día de hoy. Y bueno, he intentado hacer como que rezaba algo. No sé si lo he conseguido, pero lo cierto es que he estado muy placidamente arrodillado ante ese precioso Cristo gótico que tenemos y nadie sabe.
Hoy es un bonito Viernes Santo. Hace buen tiempo y todo es muy evocador.
Tenía que estar a cientos de kilómetros de aquí, en Málaga, pero ha tenído que ocurrir lo que siempre ocurre en fechas señaladas y este que escribe se ha tenído que joder. Joder. Me resigno a pensar que es una tribulación, una penitencia propia de este tiempo y este día.
Escucho ahora mismo el Popule Meus cantado por monjes ortodoxos. Pufff... todo es raro. Muy raro.