son cementerios de copas sin nombre,
son galerías de rostrospasajeros,
son lugares repletos de ojos fugaces,
de gestos vacíos,
de multitud sola.
Son el lugar de la eterna espera,
de las conversaciones mudas,
del vagar, vagar, vagar y el seguir vagando quieto.
La gente se arremolina y entra al autobús
como desfilan las ovejas al matadero,
para seguir llevando,
ahora juntos pero separados en un habitáculo,
su muerte viva sobre ruedas.
Las estaciones de bús son Comala:
El refljo del infierno.
Soy partidaria de las conversaciones mudas.
ResponderEliminarOtro abrazo. Sigue complaciendo a tus lectores.
yo también, pero, no es lo mismo la conversación muda entre dos que se quieren y dos que se desconocen. En la primera sobran las palabras y en la segunda faltan.
ResponderEliminarYo creo que cuando salen mejor las conversaciones mudas es con un desconocido. A veces el callar dice más que el hablar con un conocido al que quieres.
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