Irrumpe en la oscuridad de mi meditación una melodía. Repetitiva pero pausada. Como si letanías fueran. Entro más dentro de mi mismo. Sigue sonando, una y otra vez, esa musica del cielo cantada por esa grave voz de la tierra.
Me adentro en la tierra de mis pensamientos... oh! que sumamente inutil es ahora mismo mi intelecto... no me explico que es lo que me está pasando, pero está pasando.
Aleluya... aleluya...
En este gris sábado de noviembre, en esta templada tarde de otoño donde el mundo se sigue pudriendo un poco más que ayer, pero menos que mañana me dejo llevar. Me dejo llevar...
la tarde muerta, mi mente en blanco, el aire que mueve las ramas, el cielo gris, la muerte frente a frente y una oración que hace eco en mi mente y en mi alma...
Y la voz de es de Leonard Cohen.
Me adentro en la tierra de mis pensamientos... oh! que sumamente inutil es ahora mismo mi intelecto... no me explico que es lo que me está pasando, pero está pasando.
Aleluya... aleluya...
En este gris sábado de noviembre, en esta templada tarde de otoño donde el mundo se sigue pudriendo un poco más que ayer, pero menos que mañana me dejo llevar. Me dejo llevar...
la tarde muerta, mi mente en blanco, el aire que mueve las ramas, el cielo gris, la muerte frente a frente y una oración que hace eco en mi mente y en mi alma...
Y la voz de es de Leonard Cohen.
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Gracias por añadir cordura a las quijotadas.