Era ayer, lo sé, pero entre la caraja del día anteriro y las pocas ganas que tenía de ejercitar el cerebro y ponerme a teclear lo pospuse. Ayer era el día de Todos los Santos. Ese día en que la Cristiandad (la católica, al menos, que yo sepa) rinde homenaje a todos aquellos hijos de Dios que mostraron al mundo el amor del Padre y vivieron dando ejemplo a sus hermanos. Santos que reconoce la Iglesia y santos que solamente reconoce Dios. Esos que pasaron su vida haciendo el bien, ni envidiados ni envidiosos. Vinieron, estuvieron y se fueron.
Recuerdo que un buen amigo mío, sacerdote, me solía contar como cuando el estaba en el seminario acostumbraba a pasar bastante tiempo con una anciana monja, integrante de la comunidad de hermanas franciscanas que atendían a seminaristas y formadores. Aquella monja mayor, a la que llegué a conocer, según cuenta mi amigo Alfonso, decía que ella quería ser Santa "pero que solo lo sepas Tú".
Pues creo que la Iglesia constituyó esta fiesta, en el fondo, para rendir homenja a estos santos anónimos. Me acuerdo mucho de antiguo párroco, D.Máximo Hernandorena, muerto un 19 de abril, miercoles santo del 2000. Un santazo. Lo que pasa es que era de aquellos "curas obreros" que abundaron hace un tiempo y por eso el obispo y los demás curas lo tenían marginado. Sí, sí, estas cosas en la Iglesia existen. Pues aquel hombre vivía en la pobreza, realmente, por darse enteramente a los necesitados. Otro día hablaré de él, pero es lo más parecido que he podido conocer a un santo. Pues por él también iba la fiesta de ayer.
Como no podía ser de otra manera voy a poner un precioso poema de Becquer. Muy melódico, con ritmo, muy Becqueriano, ciertamente, pero precioso.
Recuerdo que un buen amigo mío, sacerdote, me solía contar como cuando el estaba en el seminario acostumbraba a pasar bastante tiempo con una anciana monja, integrante de la comunidad de hermanas franciscanas que atendían a seminaristas y formadores. Aquella monja mayor, a la que llegué a conocer, según cuenta mi amigo Alfonso, decía que ella quería ser Santa "pero que solo lo sepas Tú".
Pues creo que la Iglesia constituyó esta fiesta, en el fondo, para rendir homenja a estos santos anónimos. Me acuerdo mucho de antiguo párroco, D.Máximo Hernandorena, muerto un 19 de abril, miercoles santo del 2000. Un santazo. Lo que pasa es que era de aquellos "curas obreros" que abundaron hace un tiempo y por eso el obispo y los demás curas lo tenían marginado. Sí, sí, estas cosas en la Iglesia existen. Pues aquel hombre vivía en la pobreza, realmente, por darse enteramente a los necesitados. Otro día hablaré de él, pero es lo más parecido que he podido conocer a un santo. Pues por él también iba la fiesta de ayer.
Como no podía ser de otra manera voy a poner un precioso poema de Becquer. Muy melódico, con ritmo, muy Becqueriano, ciertamente, pero precioso.
Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte
rogadle por nosotros.
Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas
rogadle por nosotros.
Almas cándidas, Santos Inocentes,
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado
rogadle por nosotros.
Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
rogadle por nosotros.
Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates
rogadle por nosotros.
Vírgenes semejantes a azucenas,
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura
rogadle por nosotros.
Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas
rogadle por nosotros.
Doctores cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es caudal de ciencia inextinguible
rogadle por nosotros.
Soldados del Ejército de Cristo,
Santas y Santos todos,
rogadle que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre nosotros.
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte
rogadle por nosotros.
Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas
rogadle por nosotros.
Almas cándidas, Santos Inocentes,
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado
rogadle por nosotros.
Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
rogadle por nosotros.
Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los combates
rogadle por nosotros.
Vírgenes semejantes a azucenas,
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura
rogadle por nosotros.
Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas
rogadle por nosotros.
Doctores cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es caudal de ciencia inextinguible
rogadle por nosotros.
Soldados del Ejército de Cristo,
Santas y Santos todos,
rogadle que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre nosotros.
No me canso de este poema. Sea pues la oración por todos aquellos que la Iglesia reconoció como santos y por aquellos que durmieron en el descanso eterno y solo Dios supo de su santidad. Para que Dios nos de la gracia de ser bienaverturados en medio del desconocimiento de nuestros hermanos, como escribe el amigo Tercio en su blog a cuenta del mismo asunto:
Ad societatem civium supernorum perducat nos Rex Angelorum.
Amen
Amen
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Gracias por añadir cordura a las quijotadas.