Jamás me ha gustado el otoño. Me deprime sobremanera, me pongo nostálgico, triste y bastante idiota y suelo llorar con facilidad. Casi compulsivamente devoro las obras completas de Becquer, ciertamente otoñal, y vuelvo a sentirme como un quinceañero rechazado por la niña de sus ojos. Fatal.
Pero a la vez juro que no imagino mi vida sin otoño. Tengo una vida muy otoñal. Es un tanto masoquista. He llegado al convencimiento de que me gusta sufrir y por eso tengo una extraña relación amor-odio con el otoño.
Aunque se dice que la primavera la sangre altera no soy de la misma opinión. El otoño la estación más proclive a los trastornos de todo tipo, sobre todo a los cambios súbitos de humor.
Me asaltan los fantasmas cada octubre, es matemático. No recuerdo haber vivido un otoño feliz y sin haber soltado lágrima. Me acuerdo de muchísimas cosas: de mis tiempos en el piso, de la vidilla nocturna, de las noches de guitarrero y cervezas, de los arrebatos poéticos cuando caía la tarde en
Y como no podría ser de otra manera me embarga una superlativa nostalgia de Dios que arrastro desde que tengo uso de conciencia pero que se agudiza en otoño.
Pues ese es el panorama.
Y claro, viendo todo esto uno ve que ya no hay nada que perder y que de perdidos al río y se empieza a suicidar día va y día viene. Y uno se declara a corazón abierto más valiente que nadie y… leñazo al canto. No soy novato en estos temas, creo que nunca he dejado de pegarme tortas.
Es entonces cuando me acuerdo de aquella amargamente hermosa canción del maestro José Alfredo titulada el último trago, que en el estribillo decía aquello de “nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores” y me da por llorar. Así, sin más.
El otoño solamente me ayuda en una cosa: me ayuda a escribir. Y eso…
Te odio otoño, pero no puedo vivir sin ti.
Marvelous! Asko gustau xat idatzi dosuna. Ni be bastante identifikauta geraketan naiz. Zeozeatik izango da ba eguzkixa eta udako berua atzian jareten goiazen heinain, dana grisa eta iluna ikustia? Azkenian hori da udazkenan kutsua, neguari ongi-etorria emun eta errealitatia udazkena bezain nahas-masa dala jakittia. Hala ta be, musikia dauen artian, noiz egon triste? paa
ResponderEliminarbeharrik musika gelditzen zaigun, eta olerkiak... ta zergatik ez gorritzen diren mendiak, gorritzen diren zeruak, gorritzen diren itsasoak... eta haizearen laztana.
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