miércoles, 9 de septiembre de 2009

Imágenes, palabras y signos.


No hace mucho que he terminado de leer un interesantísimo libro escrito por un filósofo español que pasó sus años de estudiante en Roma y las de profesos en Alemania, siendo profesor invitado en la Universidad de Navarra en la cual estudio yo. Imágenes, palabras y signos. Así se llama el libro que vivamente recomiendo leer. Estos dias y si la furia me dura os iré haciendo un pueño resumen de distintos capitulos del libro.

Abre Fernando Inciarte este libro con un capitulo que trata sobre el valor y la función de la imágenes, las palabras y los signos y se pregunta si estas herramientas no serán, no solo mediadoras sino sustitutivas de una realidad de la cual cada día sabemos menos y de la que nos distanciamos más.

De esta manera abre el capitulo con una reflexión sobre la técnica. Para ello empieza hablando de la presencia del ministro alemán de exteriores en un partido de fútbol. El ministro es captado durante unos segundos por una cámara y a eso se reduce su aparición en la pantalla.

Se pregunta Inciarte ¿en verdad le gusta el fútbol al ministro? ¿Quién sabe si la aparición podía estar pactada y nada mas saber esta se marcho del partido? Estas preguntas le hacen al filósofo pensar.

La técnica. El saber como y cuando para causar el qué. ¿Es tan solo figurar? ¿Es mera apariencia de cercanía con el pueblo lo que quería transmitir el ministro? Hace el autor una reflexión interesante al respecto:” poder hacer es saber cómo hacerlo”. Ciertamente así es, sino, uno no se atreve a dar una imagen que no es la suya corriendo el riesgo de quedarse en evidencia, ¿verdad? Todo esta estudiado para conseguir un fin, un efecto concreto.

Pero ¿se figura para justificarse? Ya podemos entrar en disquisiciones más profundas.

Se exponen ejemplos en libro como los de Richelieu o Luis XIV, gente que mandaba realmente y que sin embargo hicieron uso de la técnica o techné para tener buena imagen y quedar bien ante la opinión pública. Puede que aquí sí se pueda pensar en una figuración como el mero propósito de justificarse.

Luis XIV y Richelieu no fueron precisamente santos, la historia lo corrobora. Gente que intrigó hasta extremo y siempre anduvo envuelta en tejemanejes políticos. ¿Daban una imagen para tapar los males que dejaban atrás? Yo creo que sí.

Pero qué ironía o curiosidad, siendo la encarnación viva del absolutismo, se cuidaron de no dar mala imagen, como queriendo lavarse las manos de cara a la historia.

Muy al hilo de esto está la propaganda que actualmente se hace por los medios de comunicación pero que antaño se hizo por medio de los libros y el arte. Acordémonos de cuadros como Las lanzas o su versión teatral escrita por Calderón de la Barca, o de aquellas larguísimas alabanzas que hacían los poetas renacentistas y barrocos a los reyes donde se cantaban triunfos que jamás tuvieron lugar. Los faraones también actuaron así. ¿Cuántos murales en memoria de gestas bélicas faraónicas que en verdad fueron lo contrario? Ramses II fue un especialista en camuflar sus derrotas.

Inciarte lo dice, ¿no resultaron acaso los troyanos vencidos? ¿No eran un pueblo perdedor? Y sin embargo los romanos los tomaron como fundadores de su civilización extendieron su gloria y su recuerdo. Lograron un efecto mundial que, me aventuro a decir, dura hasta nuestro tiempo.

Cambiando de tercio entra ha hablar el escritor sobre la realidad introduciendo su planteamiento con una gran reflexión. Pone como ejemplo un objeto tan banal como puede ser el walkman, hoy ciertamente ya anticuado, pero llámese I-pod, Mp3 o Mp4.

Presenta D.Fernando una imagen muy común, ese que va por la calle ajeno a todo lo que le rodea ensimismado en lo que escucha por los cascos.

Yo he ido muchas veces y como yo muchos jóvenes y no tan jóvenes. Ahora reflexionando sobre lo dicho por el filósofo entiendo que la persona que lleva a cabo este acto vive en una realidad pero ajeno a ella o en una realidad despersonalizada, pero yo propongo otra idea. ¿No es esa, la realidad del que va absorto en sus músicas y pensamientos, a la vez una realidad efímera dentro de una realidad despersonalizada?

¿Acaso ese momento no acaba en el justo instante en que uno se quita los cascos?

Creo que la música tiende a transportar al que la escucha a otros lugares y lo adentra en un mundo de ideas y sueños, o al menos eso me pasa a mí, pero cuando desconectas… caes de nuevo a este mundo y esta realidad de la que te has intentado evadir.

El siguiente aparatado que se trata en el ensayo atañe al paraíso y solo quiero rescatar dos muy buenas ideas de lo expuesto en él.

Hemos progresado por haber sido expulsados del paraíso. Nos hemos tenido que buscar la vida y utilizar la herramienta más valiosa que Dios dio al hombre, la inteligencia. Y en ello estamos, progresando. Hay una frase de Einstein que ciertamente me infunde terror y es que “nuestro poder avanza mas rápido que nuestra sabiduría”, Ahí queda eso que, por cierto, da mucho que pensar.

Así mismo, si la afirmación del físico alemán resulta ser cierta, claramente nos dice que nos estamos equivocando, que avanzamos demasiado rápido para entender lo que hacemos, mas, ¿no es cierto que el progreso no puede ser posible sin error? ¿No fue la expulsión del paraíso fruto de un lamentable error? ¿No estamos avanzando precisamente por aquello? Todo acaba siendo un círculo, pero Inciarte de unas claves bastante acertadas en la página 27 del libro respecto a este tema.

¿Realidad o ficción? Esa la otra pregunta que se hace en este capitulo. Si 10 personas quedaran en el mundo y 8 estuvieran locas, sin duda la verdadera realidad para esos hombres habría de ser la que compartieran esos 8 locos y la de los 2 cuerdos.

¿Es la realidad un asunto de mayorías? ¿Se tienen que dar la mano realidad y verdad?

Si esto es así el mundo esta perdido.

No quiero tocar mucho este tema pero pongámonos en un caso actual, el aborto. ¿Si, y parece ser que sí, el apoyo al derecho de interrupción voluntaria del embarazo esta siendo tan grande en la sociedad española, es decir, si parece que la mayoría lo apoya, hace eso que el abortar sea un acto bueno?

¿Qué es la realidad entonces? Ya han hablado mucho distintos filósofos sobre el tema, puede que le más cercano a mí Schopenhauer. La cosa es difícil. Hay una obra que admiro que es La vida es sueño de Calderón y si bien resulta atractivo pensar que cada uno es lo que sueña, me parece tristísimo el pensar que nadie puede ser realmente consciente de la verdadera realidad.

Entra aquí Inciarte en diálogo con Duns Scoto y su pensamiento. Hay una reflexión interesante del franciscano y es que la abstracción es fruto del pecado original y no alcanza a entender la naturaleza tal cual es.

Un muy buen amigo mío filósofo y actualmente novicio jesuita solía decirme, por mi cercanía y cariño a los franciscanos, cuando hablábamos de temas filosóficos “los franciscanos a rezar y a ver pájaros y árboles, que para pensar están los dominicos y los jesuitas”. Puede que no le falte razón viendo a Ockham y a Scoto.

Termina el capítulo con unas reflexiones sobre el solipsismo que no me atrevo a comentar y sobre el concepto y el signo, preguntándose sobre la muerte de la metafísica. Vaya preguntita...


Puede que mañana más y mejor. Cuando entro con temas filosóficos...

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