viernes, 25 de septiembre de 2009

Eres un buen momento para morirme.


Me embarqué hace unos meses en la aventura literaria de traducir a un poeta, por desgracia desconocido para la gran multitud, de nombre Félix Francisco Casanova. Me ha llevado tiempo pero hoy he concluido. Han sido traducidos un par de poemarios sacados del libro La memoria Olvidada. Una maleta llena de hojas y Agua negra.

Casanova ya está disponible en euskera. Ha sido difícil la labor de traducción, Casanova es un tío que utiliza mucha imagen, mucho símbolo, mucho juego de palabras y hace un excelente uso de la legua castellana. No obstante estudiaba filología hispánica cuando falleció. 19 años tenía y en tan breve tiempo nos dejó una interesantísima obra poética y un preciosa obra en prosa. Parece ser que se suicidó.

Es junto con Leopoldo Maria Panero el que mejor encarne la idea de poeta maldito en nuestra literatura. Panero, que por cierto, es de la generación del poeta canario.

Hoy os traigo aquí el último poema que escribió Casanova antes de morir, exactamente la víspera, y que ha sido el último poema que he traducido.

Amaneciendo y anocheciendo

a un mismo tiempo,

cariño, ¿no es ésta la forma

en que te gustaría vivir?

En mi cabeza hay un álbum

de fotos amarillentas

y lo voy completando con mis ojos,

con los más leves ruidos,

atrapando olores en el aire

y en cada sueño que sueño.

¿Sabes una cosa, pequeña?

La última página de mi álbum

tiene tu boca lluviosa mordiéndome un labio,

un disco de rock’n’roll

y calcetines de colores.

Mis ojos han sido rápidos,

te he hecho el amor con la ropa puesta

a través de una

larga pajita dorada

mientras cruzabas la calle

con el cabello ardiendo.

Pero ahora son tus pies

quienes dan mis pasos,

¡así que no te equivoques

pues me caería!

Te bebo en cada vaso de agua

que sacia mi sed,

mis palabras son claras como niños pequeños

o espesas como semen empapando cortinas,

pero hoy tengo que inventar

un nuevo idioma

para conversar con tus tiernos maullidos eléctricos

y los gritos de euforia

de la gente que vive en tu cabeza.

Debes saber que a veces

soy como un entierro interminable,

siempre triste y azul

subiendo y bajando

por la misma calle.

Pero otras veces soy un río de risa

corriéndome por toda la ribera,

haciendo el amor a la mar,

una felicidad contagiosa,

un revólver de amor, nena,

y voy a disparar justo a tu corazón

¡bang, bang!

¿te di?

Quiero arrollarte, enrollarte y arrullarte,

montaña de aguardiente

y tarde rojiza.

Eres un buen momento para morirme.

1 comentario:

  1. Sabes que este es uno de mis poemas favoritos, y Casanova un autor al que admiro desde hace años. Me hace mucha ilusión que lo hayas traducido. Un beso enorme!

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Gracias por añadir cordura a las quijotadas.