Pues lo que pasa es que la mujer de este rey tenia fama de ser muy guapa, cosa que el rey no, y no tenia una relación muy fluída con su marido. Había en la corte un caballero portugués, muy apuesto y buen guerrero, Juan de Tassis, que se enamoró de la reina. Y bueno, como la reina estaba mas bien aburrida pues le dió cuerda.
Felipe IV lució una hermosisima cornamenta durante algun tiempo, hasta que los cotilleos palaciegos fueron tan descarados que hasta el mismisimo rey, tonto entre los tontos, se enteró de todo el tinglado. Planeó la muerte de Conde y este fue asesinado vilmente cerca de la plaza mayor de Madrid una noche*.
No fué preisamente discreto don Juan en su relación con la reina. Se cuenta que en un torneo de justas, salió en conde con una inscripcion en el pecho que decía: "Son mis amores" y al lado, ceñidos a la armadura unos reales, unas monedas. ¿se entiende? "son mis amores reales". Otra que se cuenta de este hombre es que incendió el teatro real mientras se reprentaba una obra suya para poder sacar así a la reina en brazos.
Son algunas de las mil historias que se cuentan sobre este excelente poeta seguidor de Góngora. Por si os interesa el tema os digo que si poneis en google "tópicos neoplatónicos" os saldra un excelente trabajo de mi querido profesor Carlos Mata sobre el neoplatonismo en Juan Tassis. Si me acuerdo os pondre el enlace.
Felipe IV lució una hermosisima cornamenta durante algun tiempo, hasta que los cotilleos palaciegos fueron tan descarados que hasta el mismisimo rey, tonto entre los tontos, se enteró de todo el tinglado. Planeó la muerte de Conde y este fue asesinado vilmente cerca de la plaza mayor de Madrid una noche*.
Son algunas de las mil historias que se cuentan sobre este excelente poeta seguidor de Góngora. Por si os interesa el tema os digo que si poneis en google "tópicos neoplatónicos" os saldra un excelente trabajo de mi querido profesor Carlos Mata sobre el neoplatonismo en Juan Tassis. Si me acuerdo os pondre el enlace.
Este poema se lo escribió supuestamente a la reina. Precioso. Hay que seguir el hilo de lo que dice. Tela telita tela. No es muy complicado pero hay que leerselo unas cuantas veces para pillar bien la cosa.
El que fuere dichoso será amado
y yo en amor no quiero ser dichoso,
teniendo mi desvelo generoso
a dicha ser por vos tan desdichado.
Sólo es servir, servir sin ser premiado;
cerca está de grosero el venturoso;
seguir el bien a todos es forzoso,
yo sólo sigo el bien sin ser forzado.
No he menester ventura para amaros;
amo de vos lo que de vos entiendo,
no lo que espero, porque nada espero;
llévame el conoceros a adoraros;
servir más, por servir, sólo pretendo;
de vos no quiero más que lo que os quiero.
y yo en amor no quiero ser dichoso,
teniendo mi desvelo generoso
a dicha ser por vos tan desdichado.
Sólo es servir, servir sin ser premiado;
cerca está de grosero el venturoso;
seguir el bien a todos es forzoso,
yo sólo sigo el bien sin ser forzado.
No he menester ventura para amaros;
amo de vos lo que de vos entiendo,
no lo que espero, porque nada espero;
llévame el conoceros a adoraros;
servir más, por servir, sólo pretendo;
de vos no quiero más que lo que os quiero.
*Fue asesinado por Alonso Mateo o Ignacio Méndez; los promotores o autores intelectuales del crimen fueron Felipe IV o más probablemente el Conde-Duque de Olivares; el momento escogido fue cuando iba en un coche con el Conde de Haro por la Calle Mayor de Madrid; el móvil fue, quizá, evitar el escándalo del proceso secreto que la Inquisición levantó contra él; por eso el crimen quedó impune y se mandó guardar silencio sobre él. Pero el hecho causó sensación, y todos los poetas famosos se aprestaron a escribir epicedios en verso sobre el Conde, empezando por su amigo Luis de Góngora, quien atribuyó al rey la orden, continuando por Juan Ruiz de Alarcón, que lo acusó de maldiciente, y terminando por Francisco de Quevedo, quien, pese a ser enemigo suyo, escribió "que pide venganza cierta / una salvación en duda". Fueron inculpadas por sodomía y pecado nefando muchas personas, desde criados y bufones de varias casas aristocráticas hasta sus mismos amos, entre ellos el primogénito del conde de Lemos, quien logró poner mar por medio marchando a Italia para sobrevivir al castigo, si bien sus sirvientes pagaron con la vida la culpabilidad del amo, sucumbiendo en la hoguera el 5 de diciembre de 1622 en la plaza Mayor de Madrid cinco personas: un bufón al que apodaban Mendocilla, un mozo de cámara del conde de Villamediana, un esclavillo mulato, otro lacayo de Villamediana y don Gaspar de Terrazas, paje del insigne duque de Alba.
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